Quizás para algunos sea simple llegar y entrar a un show en donde un tipo canoso hable sobre psicomagia. Seguro muchos se han leído sus libros y lo siguen en twitter. Yo no. Ninguna de las anteriores. Aun así, el pasado lunes asistí al Cabaret Místico ofrecido por Alejandro Jodorowsky en el Teatro Caupolicán, y quedé gratamente sorprendido. Primero: por la cantidad de personas que lo sigue. El teatro estaba absolutamente repleto. Tanto, que si en medio de esas dos horas hubiera existido un terremoto, no me cabe la más mínima duda de que varios habrían sido los muertos. Y dos: el tocopillano (como Alexis) creó, ideó, un show absolutamente creíble, mágico y carismático. No estoy seguro de creer todo lo que dice. Ni que sus recomendaciones son tan mágicas como profesa (de hecho son psicomágicas, y de mágicas tienen poco. Son más de convencimiento. Algo así como “El Secreto”, guardando las apestosas proporciones, claro) porque quebrarse en la cabeza tres docenas de huevos es poco probable que cure el aura a alguien. (¿Estoy hablando de aura?)
Por Cristian Ortega Puppo
De que Tres docenas de huevos curen tu aura quebrada
(Se ofrece la palabra a quien quiera preguntar lo que sea al maestro)
– Alejandro, hace un tiempo he sentido que mi aura se quebró. ¿Qué puedo hacer para restaurarla?
– Métete desnuda en tu baño, compra tres docenas de huevos. Quiébratelos en la cabeza uno a uno.
–
Jodorowsky crea un juego en donde nadie tiene el derecho a renegarlo. El hombre es el centro de ese pequeño universo creado en el teatro. Él está abajo, como en circo romano, con un escenario en pleno centro que permite una visibilidad en 360°. Todo el mundo está pendiente a sus movimientos, a sus palabras. Es una especie de profeta. Las mujeres lo adoran. Tiene 82 años y muchas veinteañeras sueñan con acostarse con él. No hay duda. Le gritan como a un cantante pop.
De que lo Inviten a tomar un café delante de miles de personas y éste diga que no
(Otra pregunta)
– Alejandro, mi amiga fue a París para que la casaras, pero tú no estabas. Y, bueno, quería saber si podemos ir mañana en la tarde a tomarnos un café juntos, los tres.
– No, no puedo, mañana estaré en Buenos Aires.
¿Qué es lo que ofrece Jodorowsky? Ofrece visualizar lo que nosotros no podemos visualizar. Tiene una claridad imposible de igualar en cuanto al autoconocimiento. Es como si hubiese recorrido varias veces el camino por el que vamos. Y se lo supiera de memoria. Y con su risa achinada nos dijera “ey, hombre, mujer, no hagas eso” o “hazlo, pero aprende”.
El Cabaret Místico es una experiencia que hay que conocer. En Chile hay gente que hace talleres del estilo, por si a alguien le interesa inmiscuirse en ese mundo (http://www.psicomagia.cl/).
Dos horas de shows. En donde Adanowsky canta tres canciones. Sentado en una silla muy simple con su guitarra de palo se pone a cantar. La gente lo quiere. En este caso, lo quiere porque es el hijo de Jodorowsky. Le gritan suegro al psicomago.
De que el show te cambiará la vida
Trabajé un tiempo en una librería y mucha gente llegó diciendo que el mejor libro que habían leído en su vida era “La rebelión de Atlas”. Muchos llegaron diciendo que el mejor libro que habían leído en sus vidas era “El Secreto” (una vez me dijo una señora que desde que su hija había leído “El Secreto” encontraba sagradamente estacionamiento en el Alto las Condes). Mucha gente escogía como el libro más importante de sus vidas “En busca del tiempo perdido”, o “Detectives Salvajes”, o “Los Miserables”, o “Los hombres que no amaban a las mujeres”, o “La elegancia del erizo”. A mí no me cambió la vida el Cabaret Místico. Desde hace un par de días pesqué “La danza de la realidad” y hasta el momento tampoco me la ha cambiado. Seguramente mucha gente salió –se sintió- distinta el pasado lunes después del show. Para mí, lo de Jodorowsky es eso: un muy buen show. Inteligentemente creado en cada detalle. Con un ritmo probado decenas de veces, en donde claramente se sabe cómo actuará el público (un público cautivo, que no pondrá jamás en duda a su gran maestro). Alejandro Jodorowsky encontró un sistema, que entiendo es plenamente original, y lo aplica en todo el mundo, con muy buen resultado y millones de seguidores. Eso es loable. La originalidad en su punto máximo. Sin duda tomó recursos de muchos lugares, situaciones y personas, pero el resultado final es un show inigualable, que vale la pena revisar, por lo menos una vez en la vida.