La columna de Gómez recoge lo que en el camino olvidamos casi siempre: nuestra historia. “Todo sobre mi padre” nace después de estar un domingo en la casa de los viejos, compartir el almuerzo como antes y vivir la catarsis resultante de tomar tus cosas, querer ser independiente y ver qué es lo que pasa después pero sólo, en tu casa. Y acá está lo que se escribió mirando por el balcón las luces que a lo lejos parecieran que pestañean, una nueva entrega semanal, pero ahora hablando de su más grande ídolo, su papá quien junto a su madre, lo esperaron felices para almorzar.
Por Alejandro Gómez
(columnista Revista iPop)
Hace un tiempo, a regañadientes dije: viejo ‘e mierda. Lo dije con rabia. No se me olvida. La serenidad, la calma, la frialdad, las manos curtidas de ese tipo, su mirada pasiva, su frente arrugada y su inmutable peinado hacia atrás, que venía siempre acompañado de la vieja peineta en el bolsillo, para que ningún detalle quedara al azar, a veces me sobrepasaba, no lo aguantaba. Lo consideraba un cobarde, por no responderme, por no pescarme del brazo y sacarme la mierda a palos, él no decía nada, nunca lo dijo o nunca le tomé atención a lo que dijo. Pasan los años y muchas cosas que he hecho y dicho pierden sentido. Hoy tengo casi 30 y por primera vez, en mucho tiempo quizás, siento que la imagen de mi papá está más cerca de mí. Y quiero ser como él.
Lo veo con admiración. Tiene un vaso de vino en la mano, con esa actitud que lleva años perfeccionando, pero que hoy le sienta bien. No es fácil, criar a tres hijos y tener un matrimonio de casi 50 años a cuestas. Él se ve sereno. Él sabe que ha hecho las cosas bien.
Mi papá llegó hasta tercero básico (o su equivalente en esa época), sólo sabe leer y escribir, sumar, restar y quizás dividir y multiplicar, eso no lo sé. Viene de una familia gigante, con un papá más rudo que cariñoso, con más hermanos que hermanas, y con nada más que sus manos para sortear el futuro. Cuando lo conocí, ya parecía viejo, mi mamá le decía viejo. Nació en el campo, cultivando la tierra, viajando en bicicleta a la chacra, con esos fríos que yo nunca sufrí, y ese calor que atonta. Él no desistió nunca. Con un vaso de vino me cuenta que después se hizo chofer de camiones y que dormía en el camión para ser el primero en cargar y poder hacer más viajes durante el día y poder tener más platita. Me cuenta que a veces no podía cargar todo el camión, así que se hizo amigos de los obreros para que que lo ayudaran. Me lo cuenta con orgullo, se le nota. Mi papá es bajito, algo rechoncho, de piernas cortas, un poco cabezón, pero tiene la actitud de un guerrero. Si hubiera sido romano, sin duda hubiera sido general. De eso tengo certeza. Del barro, construyó un imperio, un clan, una familia.
Mi Papá no ha dudado (como yo lo he hecho tantas veces) y si lo ha hecho no se le ha notado. No sé si yo pueda ser tan hombre como es mi papá. Él eligió una mujer, se casó, tuvo hijos, una casa, un auto, y para eso no necesitó más que los cojones. Trabajó 24/7 antes que estuviera de moda. Comía ciruelas y nísperos de los arboles, usaba ojotas, y chupallas, sabe andar a caballo, sabe de arados, siembras, novillos, chanchos, gallinas, pollos, sabe construir casas, arreglar enchufes, llaves, juguetes, autos y un sinfín de artefactos; es chasquilla de oficio, le gusta. Sabe un millón de cosas que para mí siempre han sido ajenas. Sorteó dictaduras malditas y democracias mediocres, muertes de hermanos, padres y amigos, de esos amigos que en los 70 eran casi hermanos, ha visto mundiales, guerras, nacimientos, avances tecnológicos que no entiende, nos ha visto crecer, a mí, mi hermanas, mis sobrinas, mis amigos y los hijos de ellos. Y mi viejo sigue ahí. Imperturbable frente a todo, tenaz como los indios de haces años. Mi viejo no se espanta, él sigue cabeza gacha, haciendo lo que sabe hacer.
Mi papá es de esos que se pone lo que mi mamá le compra. Él aún la mira con cariño, con paciencia. Como si aún ella fuera una chiquilla de pollera. Mi papá la sigue, le hace caso. Es cauto, y por lo general no recuerda ni cumpleaños ni días especiales. No es demostrativo y con él no lo fueron nunca. Es cascarrabias y no le gusta el desorden. La verdad es que nadie sabe lo que le gusta. En mi vida me ha dado tres consejos: como te ven te tratan, a la mamá no se le habla así, y hay que echarle pa’ delante no más que pa’ tras no cunde.
Nunca he visto a mi papá enfermo, salvo una vez y creo que si él hubiera podido, hubiera ido a trabajar. Es como un roble firme, constante, perpetuo. Por años no tomo vacaciones. Estoico, seguía trabajando, se levantaba un cuarto para las seis, se duchaba, se hacia el Quaker, calentaba su comida y la ponía en ese eterno termo amarillo, se abrigaba bien y salía todos los días, pasara lo que pasara, a trabajar. Volvía a eso de las 7, se quedaba un rato haciendo la planilla de su trabajo, tomaba once, se sentaba a ver las noticas y se dormía.
Ese día fui a mi vieja casa, como extraño, me sentí ajeno pero mi papá me abrazó y me dio un beso en la mejilla, lo mismo hizo con mi polola, la abrazó y le sonrió. Quizás sintió orgullo de nosotros, de verme hombre y no como niño. Hace muchos años que no me besaba, años que no sentía su barba dominguera en mi cara. Y me sonrió, estaba contento de verme, me sirvió vino y esa tarde, como ninguna otra, conversamos. Era inspirador escucharlo, sentí ganas de abrazarlo y agradecerle todo, pero absolutamente todo el empeño que había puesto en mí. Sentí ganas de llorar. Sentí ganas de ser como él.
Tu papá es genial y estoy segura que tu también lo eres.
Jo
Estoy seguro que cuando avanza el tiempo y casi sin darnos cuenta nos parecemos y queremos parecernos más a nuestros padres, ser la mitad de felices que ellos son, tomar las desiciones correctas, ser grande y adulto, querer ser hombre, un hombre como mi padre.
Emotivo texto Gómez, recordé a mi padre y lo llame por telefono para decirle que lo quiero y lo extraño.
Gracias Gómez.
ohhh gomez, cuando lo leí escuche tu voz relatandolo. hay tantos detalles que me habias contado que se me hacia familiar el relato
uff nada po, tu viejo esta orgulloso de ti, nada mas…te pareces mucho…te suena el orden? el "vamos que se puede"?
se te extraña
la saez
Tienes todo para ser como tu padre. Te amo…
Joscy