Oddó lanza mañana su primer disco con invitados de lujo (aunque ya lo hizo hace unas semanas atrás junto a los Delis). Debe tener los preparativos ok, afinando detalles, siendo más metódico que ayer para la presentación que dará inicio a su carrera. Pero su trabajo viene desde antes, cuando hace un año, lleno de cosas por hacer, escribió de noche, Déjame Dormir. El primer trabajo de quien, con ojos cansados, escribe sobre la jodida etapa de los veinte años.
Por Mauricio Aravena Zelada
En septiembre se publicó en Extravaganza, la mejor radiografía-entrevista que Oddó tiene hasta el momento en su incipiente carrera. En ella, los procesos que vivió como integrante de la banda de Francisca Valenzuela, luego de estar tres años en Alamedas, entre clases de Composición y arreglos, terminar una relación, preparando durante un año en los estudios Pulsar el disco que lanzará el próximo 26 de noviembre en la sala Master, denotan lo siguiente: a los veinte años (y los 22 de Oddó) pasamos por una depre semi existencial, "no te preocupes por caer, ya todos vieron donde estás" (Despiértame), esos bajones que como pocos o muchos, no sé, cambian las cosas.
La mejor terapia que Oddó Ismael pudo tener, y dando el iniciático salto en su carrera musical fue lanzarse como solista. Porque Déjame Dormir, su primer disco, está en la sintonía de los millones de blogs que publican, básicamente, historias de amor, despecho, actitud de "sigo aquí solo otra vez evitando retroceder. Si haz sabido de mí no es lo que imaginas" (Si haz sabido de mí). Todo pareciese confabularse en contra de los veinte años, el inicio de la década en donde por las exigencias propias, o de nuestros viejos, o simplemente de quien sea, tendremos que ser alguien, solucionarnos la vida que nadie nos enseñó cómo enfrentarla para que a los 50 seamos viejos cool; ¿tener una carrera por ejemplo, pensar en vivir solos, escuchar a nuestro mentor y ordenarnos? "Te prometo que voy a cumplir, solo déjame dormir lo que resta del día" (Déjame Dormir).
He conocido un par de casos (incluyéndome) que, como regla, las malas noticias llegan todas en grupo, faltó poco que fueran comprimidas en un rar. En una encuesta arbitraria y bien poco objetiva, obtuve como resultado: el 76,5% tanto de hombres y mujeres, entre 20 y 23 años han pensado en simplemente, mandar todo a la cresta. "Hoy me visto de negro para el show que esperaban" (Desastre). ¿Tan jodido estamos?
"No me sirve ser más viejo en realidad, sólo vine a buscarte" (No es igual) puede ser la respuesta y conclusión final que tuvo Oddó Ismael para ese proceso y recién en la sexta canción. Desconociendo en absoluto si lo tuvo o no. Pero tengo la impresión que sí, que se dio cuenta que la inmovilidad hace que cualquier elemento, por bien alimentado que esté, comience a descomponerse. Como que uno entiende para las cosas que sirve, para las que no, y le agrega un valor casi de último suspiro a lo que está en el limbo, eso que uno está a punto de perder.
El disco, en su totalidad es eso, sus letras, sus criticas, apuntan a lo no hecho. "por qué escucharte, yo no creo en tu versión" (recalca en Jimmy, canción dedicada a un amigo). No existe una salida al final del túnel que nos de un buen respiro más que aceptar en qué nos estamos equivocando. Oddó exige en sus letras dormir, que asumirá sus responsabilidades. Si ya en la última canción, "Recuerdos" termina por reconocer "si no estoy nada bien, sé que un día me advertiste", es tal vez el primer paso para ser menos egoístas con nosotros mismos. Y avanzar de una buena vez.