Jala libros | Muerte en la clínica privada–P.D. James

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Por Cucho Rivera
Cómo una semana horrible puede mejorar (algo) con el libro justo
Después de tener una semana como la mierda, llena de cosas que hacer y que cada cosa que intento me sale simplemente mal (un amigo decía: lo único que sé hacer bien, es hacer todo mal) creí que tenía todo perdido. A ver: soy un –aún- joven de 29 años, diseñador, al que esta semana se le murió el PhotoShop. Su Macbook se volvió loco (básicamente no hace lo que yo le pido). El martes iba sumamente apurado a una reunión de trabajo, entonces tomé un taxi y una micro nos chocó por el lado. Eso fue lo más cerca que me ha tocado estar de la muerte. Ver de pronto un coloso de metal verde con blanco acercándose más de lo debido, hasta que sientes un enorme ruido de fierros chocando y de neumáticos frenando. Jevi. Si Santiago fuera el mar, y el taxi un tranquilo barco de pesca, la 426 que nos chocó hubiera sido un tremendo tiburón blanco con ganas de comernos. Llegué tres horas tarde a la reunión (por los trámites con Carabineros, nadie creía tener la culpa del accidente). Como se darán cuenta: para releer Crimen y Castigo, definitivamente no estoy. Así que fui a la librería más cercana y me hice de un ejemplar del último libro de P.D. James.
 

– Lo más entretenido y livianito que tenga, porfa.
– Llegó el último de P. D. James.
– ¿Muy caro?
– $6.000.
– ¿Dónde pago?

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P.D. James puede ser considerada una escritora de novelas livianas, sin mayor trascendencia. Sí. Pero existen momentos en los que este tipo de libros son necesarios. Simplemente llegó a mis manos Muerte en la clínica privada, y sólo tengo que decir que hace mucho tiempo que no me entretenía tanto leyendo. ¡Si hasta me he pasado de las estaciones del Metro! Con una historia simple: Una famosa periodista decide hacerse una cirugía plástica en el rostro debido a una horrible cicatriz que mostraba desde niña. Para eso, decide operarse donde un exitoso cirujano, en una mansión en donde se asegura más una buena estadía que una buena operación. De ahí todo bien hasta que ¡Zak!, ¡la matan! Entonces aparece el intrépido inspector Adam Dalgliesh en busca del culpable. ¿Lo encontrará? ¿No lo encontrará? Hay que leer el libro, obvio.
 
En fin. No es tanto lo que me interesa hablar sobre la novela, sino más bien demostrar lo feliz que me hizo. Logró sacarme de encima una semana que no tenía por donde mejorar. Y como soy buena una persona, le presté el libro a mi hermana chica, la María Jesús, y no lo ha soltado hace como tres horas (y eso que decía que no le gusta leer libros “livianitos”, entonces yo le dije “pero si hasta Bolaño leía policiales, era fanático de Connelly”, y ahí como que no supo qué decirme).
 
Y si puedo decir algo más sobre el libro sería que los enlaces de la trama, la credibilidad de los personajes, la imaginación de la escritora para armar situaciones y resolverlas es lo que hizo de “Muerte en la clínica privada” un texto justo para mi complicado momento personal. Ahora, no es necesario estar muriéndose para leerlo. No. Es un libro necesario para quien quiera pasarlo bien, con capítulos cortos y entretención asegurada.
 
*CONCURSO
Participan todos los que les gusta nuestro grupo en Facebook, y posteen en él contándonos “la peor semana de la vida”, para merecer este tremendo alivio de libro.

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