Florencia Álamos, neurocientífica y directora ejecutiva de Fundación Kiri, explica sobre los efectos negativos de la sobreexposición de la tecnología en el desarrollo neurocognitivo, emocional, social y físico.
Un aumento en los niveles de ansiedad, depresión y estrés son las consecuencias más notorias del uso excesivo de pantallas en niñas, niños y adolescentes. Y aunque los dispositivos electrónicos han potenciado la aparición de nuevas herramientas educativas y formas de aprendizaje que antes no eran posibles, la falta de un acompañamiento y control adecuado conlleva riesgos para el desarrollo infantil.
RESULTADOS ALARMANTES
Hoy en día, los niños chilenos utilizan por primera vez un dispositivo electrónico a una edad promedio de 7,2 años, mientras que un 55% lo hace antes de los 7 años.
Estos son algunos de los datos extraídos de la octava edición de la Radiografía Digital Claro de Niños, Niñas y Adolescentes 2025, estudio realizado junto a Criteria Research, donde además se revela que la edad promedio para tener un celular propio es 9,7 años.
Aunque el 90% de los niños y adolescentes cree que el tiempo de conexión ideal debería ser menor a 4 horas, un 38% supera este límite en actividades de ocio durante la semana, y el 52% lo hace los fines de semana.
EFECTOS NOCIVOS DE LA TECNOLOGÍA A TEMPRANA EDAD
¿Qué efectos genera esta exposición a nivel de desarrollo cerebral? Francisco Aboitiz, director del centro interdisciplinario de Neurociencia, Neuro UC, explica que desde la neurociencia, la evidencia muestra que la exposición temprana y excesiva a pantallas puede tener efectos negativos en el desarrollo neurocognitivo, emocional, social y físico de los niños.
“Aunque la evidencia es aún preliminar, estudios sugieren que la exposición temprana puede influir en el desarrollo de problemas de atención, dificultades en el sueño, retraso en el lenguaje y posterior bajo rendimiento escolar. Además, existen indicios de que los niños con mayor tiempo de exposición a pantallas muestran una mayor inestabilidad emocional y dificultad en la regulación de emociones”, detalla.
En cuanto a las edades de mayor riesgo, Florencia Álamos comenta que a menor edad, la exposición debería ser mínima. “En etapas tempranas del desarrollo es importante que los niños y niñas puedan jugar, explorar su entorno e interactuar con otros niños y adultos significativos que les ayuden a desarrollar habilidades motoras, lingüísticas, sociales y emocionales. Las pantallas pueden hipotecar el tiempo disponible para estas actividades, teniendo efectos deletéreos en el desarrollo” dice.
Desde MAZMEDIA NO promovemos el uso de aparatos digitales por menores desde 15 años y redes sociales y medios de comunicación desde los 18 años.
Jueves 10 de abril 2025