Santiago Gamboa: Los rastros literarios en su literatura

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Por Catalina Flores

 

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El escritor colombiano de 45 años y autor de obras como “Los impostores” (2001), “El síndrome de Ulises” (2005) y “Necrópolis” (2009) estuvo en Chile. Su apariencia y personalidad no dista mucho de la que creas en tu mente al leer sus libros: un hombre sencillo, de voz calmada y clara, cuyos lentes ópticos no alcanzan a esconder sus ojos meditabundos.

Gamboa fue invitado por la Embajada de Colombia, la editorial Norma y la UDP para dictar dos charlas en compañía de Mauricio Electorat el jueves 3 de junio, una en la Universidad Diego Portales y la otra en la librería Qué Leo del Patio Bellavista.

 

García Márquez, la cruz

Para Santiago Gamboa no es fácil ser, al mismo tiempo, escritor y colombiano. Es casi imposible no pensar en García Márquez al juntar estos dos términos. La literatura colombiana está marcada con su pluma y Santiago Gamboa lo sabe.

Mauricio Electorat considera a la narración de Gamboa como “realismo álgido, de la urgencia” y no como el realismo mágico de García Márquez.

Santiago Gamboa también se distancia de su par colombiano: “Colombia tiene una gran diversidad geográfica. García Márquez pertenece al caribe colombiano que está a 1.300 kilómetros de mi ciudad, Bogotá. La narrativa de García Márquez la leo con la misma sorpresa que una persona de afuera, porque somos de lugares lejanos”.

La capacidad narrativa de Gamboa no se plasma sólo en las páginas de sus libros, sino también en su oratoria al hacer una relación entre la geografía y la gramática para diferenciarse de García Márquez. “Ni siquiera puedo querer copiar su estilo narrativo. Yo soy de Bogotá, de la fría Bogotá neblinosa donde los hombres todavía usan gabardina. Yo tuve la claridad de que mi escritura tenía que adaptarse a la estética y experiencia de mi ciudad. Bogotá es una ciudad con muy pocos adjetivos. Admiro su obra, pero es imposible que inspire mi escritura. No puedo tener cercanía estética ni de visión de mundo con él. Su estética permite ver todo con su adjetivización y musicalidad, las que sólo pueden provenir de alguien con exhuberancia lingüística, del caribe”.

 

Julio Ramón Riveyro, la resurrección

Santiago Gamboa decide dejar Colombia e irse a Madrid a estudiar en la Universidad Complutense de dicha ciudad. “Me fui de Colombia porque me amaban demasiado. Huí del amor para seguir mis sueños”, relata Gamboa. “En Colombia era una sobredosis de amor. En el mundo real a uno no lo quieren tanto”.

A fines de los ’80, en Madrid, Gamboa tuvo un amigo peruano, quien le regaló “Silvio en el rosedal”, un libro de Julio Ramón Riveyro. “Quedé fascinado y leí todos los libros de Riveyro un par de veces”.

“Luego me fui de Madrid y llegué a París con el teléfono de Riveyro en el bolsillo – sentía que tenía una tesoro escondido y miraba a todos con aires de superioridad –, y me daba fuerzas. Al cuarto o quinto día lo llamé y como había publicado un par de veces en periódicos le dije que era periodista y que quería hacerle una entrevista. Él me dijo que estaba muy deprimido y que mejor lo llamara la semana siguiente. Lo llamé una semana después y me dijo lo mismo. Mientras tanto, daba clases de español a niños en París.

El día que iba a dar clases a la casa, la patrona me dijo que había una cena y debía ayudar en la cocina. Yo le dije que no, porque yo era el profesor de español, no cocinero. Me fui a un bar, pedí un vino que yo sabía tomaba Riveyro – estaba realmente obsesionado con él – y lo llamé. Nuevamente me dijo que seguía muy mal y justo cuando estaba cortando el teléfono dije <<Yo también>>. <<¿Qué le pasó?>>, dice Riveyro. <<Acabo de perder mi trabajo>>, le dije. <<Eso lo cambia todo, lo espero mañana a las siete>>”.

“Ahora, después de esa frase, mi vida es el resultado de lo que Riveyro hizo de mí”.

 

Santiago Gamboa ahora

Santiago Gamboa, hoy, se reconoce como el resultado de quienes lo influenciaron y quienes no. Como el resultado de sus viajes y experiencias, sus novelas están escritas en lugares en los que ha habitado y sus personajes son como él: “entran por la puerta chica, pero son grandes”. Entonces ¿por qué Santiago Gamboa escribe? “Escribo porque si no lo hiciera, sería mucho peor”.

 

Santiago Gamboa hablando de Necrópolis, su último libro.

 

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