Nadie acabará con los libros

Nadie acabará con los libros

Redundantes han sido los números cuando se habla de una posible desaparición del libro, en el formato que hoy lo conocemos, ante la avasalladora llegada del e-book. Kindle facilitó las cosas a Amazon e hizo desaparecer del mercado norteamericano a grandes librerías. Con su llegada a España, pareciera ser que todo estuviera acabado y que finalmente, el grande recibirá el mayor trozo de la torta. Pero la realidad no es tan así: después de un mes del desembarco del gigante ninguna revolución ha ocurrido y todo sigue su curso normal, hasta el momento. 
Por Mauricio Aravena Z.

Es inevitable. La llegada de Amazon forzará al mercado del libro a entrar al modelo de negocios de los e-books y la transformación no será fácil: hay 500 millones de lectores de lengua española a los cuales hay que conquistar. Ya en Estados Unidos el fenómeno ha hecho que grandes cadenas de librerías como la Borders y Waldenbooks quebraran, llegando a liquidar sus saldos en hasta un 90%. Para Sandro Pozzi, corresponsal de economía en Nueva York de EL PAÍS: “Es la hora del porvenir y de las alianzas, porque las empresas de la vieja industria solo sobrevivirán si unen sus fuerzas con las de la nueva tecnología, y viceversa. Es el momento de los enemigos necesarios”.  

Jorge Herralde, fundador y director de Anagrama se adelantó a los hechos y a fines del 2010 le puso fecha a lo inevitable. Cinco años bastan para que el mercado de los libros se transforme: “No somos eternos”, fue la frase precisa para anunciar la venta paulatina de la editorial española con el mejor catálogo disponible (Carver, Navokov, Auster, McEvan, Bolaño, Zambra, Kapuscinski, y Amat entre otros) a su filial similar italiana Feltrinelli.  En tanto, Fernando Esteves, director internacional de Ediciones Generales del Grupo Santillana (Alfaguara y Taurus) y editor de El País, declaró para el mismo medio lo siguiente: “La irrupción de Apple, Google y, sobre todo, Amazon cambiará definitivamente la industria editorial. El libro en papel cederá cada vez más terreno a lo digital y la cadena de valor del libro tendrá nueva configuración. Habrá menos librerías físicas, mayores posibilidades de autoedición, oferta más amplia y variada, facilidad de acceso a los contenidos, mayor conocimiento del mercado, de los hábitos de lectura y de los comportamientos de compra. La conjunción libro digital-impresión a demanda permitirá la convivencia de dos soportes al tiempo que reducirá inventarios. El editor tradicional deberá poner énfasis en la selección, edición y promoción puesto que en materia de distribución ya no podrá aportar valor”. Y sus pronósticos en el corto plazo, no parecen ser tan equivocados: la norteamericana Publisher Weekly informó a mediados de septiembre que las ventas digitales crecieron en 161% entre enero y junio del 2011, repartiendose el botín entre Amazon (obtuvo un 70%) y Barnes & Nobles (sólo un 25%). Pero en Europa, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos,  las cosas son diametralmente distintas.

Precio único del Libro

La penetración de Amazon se debió a su expansiva decisión de fijar el precio de los libros digitales en us$9,99 y todo gracias a su lector Kindle, el cual aún no tiene fecha de aterrizaje en España. Las ventas, en ese entonces se disparon y las editoriales quedaron felices. Pero en el mercado español, como en otros de Europa, esta acción es ilegal: los ibéricos fijaron en un precio único el valor del libro, tanto en su formato digital y convencional, y es la editorial quién decide finalmente cuánto vale la obra de un autor.  Así con la llegada del gigante, las cosas en el mes que lleva operativo el servico no variarion: al no poseer un almacén aún en tierras españolas, la más cercana resulta ser la de Francia provocando un costo de envío que puede variar según en el portal que se realice la compra (tanto en el francés, como el inglés, alemán o el norteamericano son más económicos que el español). “Todos los canales que operen en España han de respetar esta ley y sólo se les permitirá descontar el precio del libro físico y digital en un 5%” declaró Carmen Ospina, digital manager de Random House Mondadori.
Pero Greg Greely, vicepresidente de Amazon Europa viene dialogando con las editoriales desde  Julio de este año. Y al tomar en cuenta la ley vigente y los resultados poco optimistas del e-book en España (0,3% de los títulos publicados son digitales), piensa que la única posibilidad de que el mercado crezca es a través de las editoriales: “Simplemente está en el interés de ellas poder ofrecer este servicio”. La pelota recae nuevamente en los que deciden qué publicar y en qué formato.

Amazon no llegó y tuvo la cancha completa para ellos. Ya existen diversas páginas españolas que ofrecen el servicio de descarga, pero a diferencia de la empresa trasnacional, el formato que disponen está basado en Adobe, lo que significa finalmente que al momento de leer un libro, un usuario debe hacer más de un click. Esta pequeña deficiencia técnica para Xavi Solà, director de la web de la Casa del Libro (la librería más grande en España y que cuenta con más de 40.000 descargas al año) no es un problema, menos aún que haya llegado un gringo a jugarles un partido: “Si hemos hecho bien los deberes, Amazon nos debería afectar de una forma positiva y no al revés. Tenemos 30.000 títulos disponibles en nuestra web, más de cinco millones de visitas únicas al mes a nuestra web y una red de tiendas físicas que da confianza al lector”. Al parecer, hasta el momento, nadie acabará con los libros.

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  1. Camilo

    El papel no muere, jamás. Yo tuve un E-reader y lo termine vendiendo. En un principio me emocione y descargue cientos de libros, tenía una biblioteca enorme de títulos que nunca iba a poder comprar, estaba chocho. Al final no leía casi nada, por que igual es un aparato incomodo como para salir con el, era lento y cargar y esperar para leer no es lo mismo que demorar en encontrar la página, además leer de una pantalla, aún cuando sea tinta digital y no canse a la vista y todo eso, NO logra ser lo mismo que con el papel. Conclusión, de todos los libros que tenía, terminé leyendo sólo crónicas de Kapuchisky que tenían la extensión que lograba yo mantener de atención en la pantalla. ¿Se imaginan leyendo el 2666 en un E-reader?

  2. Definitivamente no me sentiría segura con un E-Reader por la vida, nadie trataría jamás de robarte un libro!! Y no hay comparación al manipular un libro, sentir como varía el peso en cada tapa del mismo al ir avanzando, la emoción de dar vuelta las páginas, tocarlo, olerlo… hay cosas que simplemente no se superan. Hay y siempre habrá público para el libro en formato físico, asi como tambien hay gente que prefiere un abrazo a una carita –> 😀

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