Columna: Mi poto o el fútbol

Columna: Mi poto o el fútbol

Esta columna (escrita por Romina Reyes, a quien le damos la más calurosa bienvenida) se desmarca de las típicas que intentan demostrar qué tan malo es el fútbol para nuestra sociedad. Logra, con humor y objetividad, dibujar -como en la misma pizarrita del “Clavito”- qué es lo que simplemente no le parece correcto dentro de esta efervescencia llamada “La roja de todos”. En fin, mejor lean lo que viene a continuación.
Por Romina Reyes
(en Twitter: @rominamara)
Ante la disyuntiva entre mi poto o el fútbol, elijo mi poto. Y es que si no lo hiciera, probablemente ya tendría más de alguna enfermedad venérea rondando por ahí. Ignorar el fútbol sólo trae beneficios, como ver menos noticias, saltarse un cuerpo completo del diario y tener la visión libre de aquella tricoloridad que afecta al país en los días en que la voz de Fernando Solabarrieta se convierte en el himno nacional. En cambio, ignorar el poto puede traer como consecuencia el herpes o una penetración anal no pactada, que de improviso podría resultar dolorosa.
Sin embargo, a la luz de las clasificatorias para el próximo mundial, ignorar el fútbol no significa odiarlo o despreciarlo -así como respetar el poto no significa tener alguna obsesión masturbatoria-; quizá no saber de fútbol sea lo mismo o incluso peor que no saber de política, economía o literatura. Pero de alguna manera mi cabeza no logra entender por qué hay partidos todas las semanas, por qué siempre se juegan los mismos torneos y por qué si apenas terminó un mundial ya estamos en la carrera hacia otro.
Podría dar razones intelectuales para defender mi ignorancia selectiva explotando hasta el cansancio el mismo concepto: chovinismo. Todo nacionalismo es malo, por eso tampoco me gusta tanto Ollanta Humala. Y los horribles colores primarios de nuestra bandera pintando miles de cuerpos se vuelven sólo un producto de mercado más, valorado esta vez por el “patriotismo”, el cual da luz a comerciales tan horribles como aquel de la compañía celular que habla de que somos “la mejor hinchada del mundo”. Idea tan absurda como ser “campeones en solidaridad”, probablemente de la misma factura de la cuestionable “Chilean way” que hoy, felizmente, se cae a pedazos.
Sin embargo, el nacionalismo es sólo una excusa para apasionarse por algo. Bien podría jugar el equipo blanco contra el amarillo y encontrar el mismo tipo de merchandising copando las calles, con la misma idea, pero distinto eslógan.
Lo siguiente sería decir que el fútbol aliena a la gente tanto como el reaggeton o Justin Bieber, en cambio mi poto no aliena a nadie y de hecho marcha al compás de las demandas sociales de este país. Sin embargo, los miedos de que las demandas estudiantiles se cayeran con la pasada Copa América cayeron igual que nuestra tierna selección y hoy por hoy, la polémica en el San Carlos Apoquindo propicia la lucha de clases. Y qué sería más lindo que ver el barrio alto arder por la llama del indio Colo Colo auspiciado por Cristal.
Entonces, ¿qué tiene mi poto que me importa más que el fútbol? La verdad, es que no tengo idea, pero me importa. Quizá sea porque soy tan posmo que ni siquiera el fútbol me apasiona, o tal vez porque, con la inclinación correcta me puede traer más alegrías que un gol de la selección. Y de todas maneras prefiero los orgasmos individuales a los colectivos.
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6 comentarios

  1. Anónimo

    En una sola frase puedo resumir todo lo que pienso. Daría mi poto por ver a la "U" salir campeón de la Libertadores.

  2. Anónimo

    Hay una especie de confusión en la manera de mirar el fútbol según la columna que presentas, primero hablas del SELECCIONADO NACIONAL y a su vez haces mención a la fecha semana a semana y a los distintos torneos que corresponde básicamente a los EQUIPOS nacionales. Separemos las cosas. Estamos de acuerdo con que la selección es un show masivo para unificar al país, vender y todo lo demás, pero dudo que signifique lo mismo que alentar a TU equipo de fútbol, que si lo separas del vandalismo en las barras, el flaiterío y los tatuajes, es una manifestación de desahogo y satisfacción inigualable. Seguramente no lo vas a comprender nunca, pero somos humanos, necesitamos darle el sentido a nuestras vidas, de la forma que sea.Cuando he estado solo, el futbol siempre estuvo, cuando me pateó mi ex novia, el futbol siempre estuvo, cuando mis viejos no me hablaron en dos meses, el futbol siempre estuvo, cuando reprobé un taller anual, el futbol siempre estuvo, y cuando mi equipo perdió alguna final, EL FUTBOL siempre me sacó de la tristeza. Cuando me refiero a que siempre estuvo, hablo de ver a mi equipo jugar semana a semana, de cantar mirando el televisor, putear y disfrutar las victorias, mi vida en 90 minutos deja toda la odiosidad del mundo banal y superficial, me llena de alegría y cuando debo volver a la realidad, lo amortiguo de otra forma. Malo no es para quienes daríamos muchas cosas y hemos dejado muchas cosas por ver a nuestro equipo salir a la cancha. Mas que seguir a mi equipo, sigo a mi corazón, y el se siente feliz de poder darle sentido a mi vida de esta forma. Pasiones tenemos todos, para ti debe ser tu carrera o dejar una huella en algo y quizás sean cosas que yo jamás entenderé, así como esto que vivo tampoco comprenderás.

    Es más que 11 personas corriendo tras un balón…

  3. Me parece increíble que tenga tan pocos y tan contrarios comentarios esta columna.
    Ta chistosa.

  4. c

    En general, ver fútbol es fracasar. En Chile, ver fútbol es fracasar sabiendo que somos malos. Y eso es raro. Chile nunca ha sido bueno para el fútbol, pero la ilusión de la victoria, y la sola idea despertar mirando a los demás (en este caso, los otros países latinoamericanos) desde arriba, es siempre superior a la mesura de quien prefiere no esperanzarse. Como siempre, salimos derrotados, y eso es lo más raro, porque no nos atrevemos -hacemos que otros jueguen por nosotros- pero en este caso, la representación nos duele igual que como si fuéramos protagonistas. Por eso, es cierto, la colectividad a veces le gana al jueguito individual, pero en muchos casos, desde que nos levantamos hasta que vemos a nuestro compañero reírse de nosotros porque nuestro equipo perdió, también nos jugamos el poto.

  5. Yo tengo una discrodia, si bien el fútbol es sólo un juego… entrega mucha felicidad (a veces) y pareciera que este país sobrevalora cada momento de alegría que tiene, porque todos están con depre o insatisfechos, entonces un gol es un orgasmo como bien los dices… pero también es un distractorio a las verdaderas problemáticas de la sociedad, entonces mientras no estén todos los chilenos educados intelectual y emocionalmente, y con sentido crítico que les permita discernir entre lo normal y lo extremo, y más encima que se sientan satisfechos por sus vidas y tengan la suficiente "vida" como para no prender la tele… pues el país seguirá siendo un necesitado ente en busca de pequeños cariñitos o goles. Pero no podemos pedir que se les quite esa alegría… primero, el país debe educarse y sanarse, y darse cuenta que el fútbol está hecho por las empresas expertas en publicidad sólo para generar material y masividad y así poder vender más y más y más…como siempre, la puta avaricia está detrás de todo. De hecho escuché de buena fuente que todo en el fútbol está arreglado, por lo menos los equipos acá en Chile…

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