Como un juego literario salió este texto, en donde Mauricio Aravena adopta la voz del escritor Pedro Lemebel, quien enardecido ante la misiva que el Cardenal Jorge Medina le envió a Sebastián Piñera criticando el proyecto de ley «Acuerdo de Vida en Pareja», decide escribirle una carta abierta a la máxima autoridad eclesiástica en Chile. Sin pelos en la lengua, pero con algo en la boca, Lemebel sin duda diría algo similar a lo que mostramos hoy en Pointzine. Un texto que nace como pie forzado, con un ritmo y genialidad digna del autor de «Loco Afán».
Por Mauricio Aravena Z.
Señor Cardenal Medina Estevez:
Leo con especial atención las palabras que envió usted al Presidente de la República Sebastián Piñera, sobre el proyecto de ley “Acuerdo de Vida en pareja”. Y lo hago señor Medina, con un pico en la boca.
No piense usted que me es imposible hacer las dos cosas a la vez. Muy por el contrario, desde hace un tiempo aprendí a no mezclar las ideas que tengo en la cabeza, con la cabeza que me hace tener ideas. Y en eso, creo no equivocarme, usted no sabe.
Gracias a mi madre salí bien hombre para mis cosas. Con esto quiero decirle que bien pocas veces he sido maricón y me encuentro muy alejado del adjetivo que se merecen un montón de colegas suyos, algunos hasta vecinos, que gracias a una buena erección perdieron la cabeza por los bellos púbicos y recién horneados, de un sin número de menores. Y la perdieron a tal punto que se jactan de haberlo hecho. ¿Sabe por qué? Porque los corroe la vergüenza y el pudor. El mismo sentimiento tienen los padres de familia –ese “bien” que su institución internacional tanto protege- que sin ningún tapujo, han golpeado y tantas veces, mal herido a sus seres más cercanos. Porque de queridos, bien poco señor Medina. Y eso sí que es una mariconada del porte de la catedral.
Por lo mismo no me son extraños sus apuntes valóricos. Es más, me los paso por la raja. Y lo hago con el gusto que se merecen: tan alejado se encuentra usted de la realidad que afuera, señor Medina, existe un país completo escondido muchas veces en la mierda misma, en donde créame, cada individuo vive buscando su felicidad y la de los que le rodean. En su carta predecible no hay veracidad. No hay vida posible. No existe el más mínimo valor hacia la diversidad. Es fascista, militar, asquerosa, putera, barata, corrida, pequeña, menguante y sobre todo, católica. Es humillante para quienes como yo, nacimos y crecimos con dos penes en el cuerpo -el mío y el de alguien más-.
Ser homosexual (qué palabra más podrida) o gay como me gusta decirlo, es una condición natural que se debe proteger y resguardad en cualquier sociedad. ¿O acaso a un chino, negro, enano, manco, mongólico, pobre o judío se le discrimina por ser cómo son? Por supuesto que sí. Se les persigue, se les mata, se les viola, humilla y hasta maldice. Y cada uno de los que lo han hecho, han pensado como usted. Pero señor Medina, existe una diferencia: un chino, o un negro, enano, manco, mongólico, pobre o judío se les permite establecer una relación matrimonial. El colmo sería si a parte de ser cualquiera de las anteriores condiciones, fuera también homosexual. Ahí no hay trance y avalarlo, es de maricones.
Pedro Lemebel