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Refrescar el Pop (sobre Rebeldes, de Alex Anwandter)

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Alex Anwandter
Alex Anwandter ha variado los nombres en su labor: Teleradio Donoso (su segundo apellido) u Odisea. Ahora, por primera vez, expone su música con su propio nombre, en la recientemente distribuida placa Rebeldes. ¿Se trata de una obra de búsqueda, o más bien de madurez y de auto-reciclaje?
 
 
Por Pablo Fante
En comparación con el primer disco de Teleradio Donoso, Gran Santiago (2007), el sonido (la calidad de la grabación, del concepto de la mezcla) se ha vuelto más complejo, más redondo. Dejando atrás el rock, Alex Anwandter se ha dirigido hacia la música bailable con sonidos electrónicos, como lo hiciera el patriarca Jorge González en los ochenta. Quizá el punto de equilibrio fue Bailar y llorar (2008), que unía lo espontáneo del rock con un cuidado mayor del sonido.
En Odisea (2010) desaparece la banda y los sintetizadores ganan la batalla. Da la impresión que el músico-productor se agotó de cumplir también un rol de manager y se absorbió en una unidad: es su propia compañía. En la carátula de Odisea, aparece solo en mitad de una estación de bencina: sólo entre las máquinas y sus formas rectangulares, las luces de zinc; solo entre cuatro pilares que parecen un cuarteto de rock cristalizado en estatuas de sal.
Con Rebeldes (2011), Alex Anwandter ya no va hacia lo electrónico: está variando dentro de ese sonido al que ya llegó. Sonido en que se unen dos factores conscientes, nos parece: un gusto musical y un objetivo de ventas.
 
Comercial en música quiere decir, en parte, que el productor (en este caso, el intérprete-compositor-productor Alex Anwandter, en conjunto con Cristian Heyne) ofrece un sonido plástico que sonará siempre fuerte y equilibrado, y que será siempre fácil de bailar, sea cual fuere el contexto (buena o mala amplificación, un equipo casero o la red de parlantes de la multitudinaria discoteca Blondie). Beat y melodía.
El uso de máquinas electrónicas antes que sonidos acústicos (piano, guitarra, batería) facilita la estabilidad sonora, y además el trabajo individual (no se requiere de un grupo para grabar). El principal sonido acústico es la voz, emotiva y hecha de lenguaje. Alex Anwandter es su propio corista y su voz se multiplica en coros con textura épica de sintetizadores, como gusta la tradición pop ochentera.
Este objetivo comercial de estabilidad sonora se une al objetivo propiamente musical de hacer bailar, hacer gozar la música. En el fondo, consideramos que se trata del disco de un productor: de una obra musical, pero asimismo de un producto.
 
Si nos centramos en las letras (el mensaje), podríamos concluir que Alex Anwandter quiso expresar el conflicto que implica hacer pop hoy, volviendo a los ochenta y sin embargo aprovechando recursos electrónicos nuevos.
El single, “Tatuaje”, conlleva de esas letras inconfundiblemente kitsch del pop: “Luz de neón / pensando en ti”. Algo recuerda el tono nostálgico de Teleradio Donoso y sus referencias al pasado perdido: “éramos tan distintos”. Si en Gran Santiago este tono contrastaba con la alegría del rock british, en Rebeldes la nostalgia se condensa en agridulces sintetizadores. En el tema “Rebeldes”, justamente, se trata de no cambiar: “Quiero estar contigo para siempre”. O, más explícito: “estoy pegado hace rato”.
A nuestro parecer, el primer tema del disco, “Cómo puedes vivir contigo mismo”, es el que mejor puede funcionar como single bailarín, en la estela de Jorge González. Es de esos temas pop con bases pegadas, el sonido de bajo Roland TB-303 y ciertos teclados, en especial al final, que emulan la sección de cuerdas de la música disco. La diferencia con González es el alcance de las letras: el ex-Prisioneros siempre dialoga con la sociedad, siempre encierra una ironía ante la hipocresía y en el fondo nos invita a la rebeldía.
En cambio, Rebeldes es un disco depresivo: “No estamos contentos, / no es tan fácil cambiar la mirada. / Nos olvidamos por un segundo / que el sol afuera brilla sólo para algunos. / Felicidad, se me escapa de las manos. / Felicidad, si siempre se va.” La lectura social (“sólo para algunos”) es más rebuscada. Alex Anwandter se centra antes en las relaciones amorosas fallidas porque “dos personas nunca son iguales”.
Por ello, si el título Rebeldes es plural, nos parece más bien que el disco es individual y lo contrario de la rebeldía. Es la búsqueda de hacer parte de un cauce: de participar del pop chileno actual –pensamos en Javiera Mena, cuyo productor ha sido también Cristián Heyne. En ese sentido, más que una variante dentro de la obra de Alex Anwandter, se trata de una variante dentro del pop nacional. Asumiendo los nuevos horizontes sonoros explorados por músicos como Ricardo Villalobos, el pop chileno refresca los años ochenta.
 

Rebeldes by alexanwandter

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