Exit through the gift shop es difícilmente un documental. Presiento que a modo de “Blair witch proyect”, (me perdonen los dioses por la comparación) es un perfecto montaje que simula una realidad terrible y ficticia. En este caso, más terrible. El artista callejero Bansky es el genio detrás de esta gran mentira.
Con la película he descubierto que Bansky las hace todas, no limita su crítica al rayado de murallas, stencils e intervenciones urbanas, demostró ser también, un gran director encontrando en el cine una manera igual de ágil y fresca para continuar sorprendiéndonos con sus críticas e ironías.
Por Luz Díaz Rivadeneira
Cuenta La historia de cómo un tal Thierry Guetta, un franchute con evidentes rasgos obsesivos, pasa de ser un don nadie sin talento a un artista reconocido por críticos y “el montón de idiotas” que ahora lo idolatran como a un genio. Guetta se nos presenta como un vendedor de ropa vintage en L.A, quien tenía una curiosa obsesión con filmar todo. Poco a poco, y por casualidad, nuestro patético (terminamos por odiarlo) protagonista se mete en el mundo del arte callejero, filmando el trabajo de importantes exponentes como Shepard Fairey y el mismísimo Banksy.
Comenzamos por encontrar a Thierry un personaje simpático y medio loco. Durante la primera mitad de la película se muestra como un buen amigo y colaborador de los artistas callejeros que le permiten filmar su trabajo. Todo cambia cuando Banksy le pide hacer un documental con el interminable material del que disponía. El resultado: “Life remote control”, una pesadilla audiovisual. “Era como si una persona que padeciera un déficit de atención sacudiera el control remoto”. Ante el fracaso de Guetta como director, Banksy le pide que le deje sus cintas, y le sugiere a su amigo que vaya a su país y “haga un porto de arte”. Un consejo del que se arrepentiría para siempre.
Pero es el nombre de la película el que resume su contenido y evidencia la crítica de Banksy. “Salida por la tienda de regalos”, hace alusión a ese importante sector de los museos en el que se compra “arte” en libros, calendarios e imanes para el refrigerador. El director busca ejemplificar con un caso particular, cómo tanto el arte tradicional y callejero están en peligro, susceptibles a la tenencia occidental de otorgarle valor a las cosas en relación al precio que se les da. Prostituyéndose en nombre del mercado y la moda, perdiendo todo significado y poder simbólico.
“Andy warhol, por ejemplo, creó un estilo mediante la repetición de famosos íconos hasta hacerles perder sentido, sin embargo, el contenido icónico quedaba en las imágenes, pero Thierry realmente les quita todo el sentido” – Con esta frase Banksy describe el estilo de quien es ahora todo un éxito de ventas, con obras que cuestan sobre los 10.000 dólares y se encuentran en exposiciones de arte en Europa y Norteamérica. Mister Brainwash, el alter ego de Thierry Guetta, es un artista callejero que no se inició en la calle, que no sabe nada de arte y cuya obsesión, suerte y contactos, permitieron que se convirtiese en el fenómeno de la escena artística del momento.
Disfrutamos cada segundo de película, y en lo personal, me hizo reír más que cualquier comedia. Es rápida, espontánea y la historia está contada con una fluidez maravillosa. Somos testigos de la creación de un artista, de una transición increíble que nos fascina y avergüenza.
Existe una duda razonable sobre si es un documental o una película, y es que se me hace difícil creer que un personaje como el de Guetta exista en la realidad, me es imposible imaginar a alguien tan estúpido llegar tan alto, y me cuestiono cuántos de mis ídolos, políticos y dirigentes, no son más que el producto de la estupidez de la masa y la suerte. Me niego a pensar que somos tan ingenuos.