Regresó Arturo Santanac a su vieja costumbre de leer algunos libros y enviarnos sus apuntes sobre los mismos. Por lo que sabemos, estuvo en la 4ta Furia del Libro y fue ahí donde adquirió un ejemplar de «Muchacha Kirchnerista», un poemario doloroso cubierto de cocaína escrito por Santiago Llach. Santanac lo leyó y esto fue lo que nos llegó.
Por Arturo Santanac
Y cuando empecé a leer Muchacha Kirchnirista pensé en Fowgill y en su cuento Muchacha Punk y en que la palabra “muchacha” no es una palabra que venga muy bien dentro del título de un libro. A menos que el libro (o el cuento) logre hacernos entender que podemos perdonar el título o cualquier manía que posea el escritor.
Y en este caso podemos perdonarle todo a Santiago Llach.
Se lo podemos perdonar porque Muchacha Kirchnirista está escrito con un infinito dolor, el que se demuestra en cada página, con versos como: “que chingada muchacha ojos de muchacha montonera / la mamada que te están dando los travas / en el after de la entrada”. Y cuando terminas de leer te das cuenta que éste es un poema tristísimo.
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Estoy sentado en el sillón de mi casa, con una cerveza en la mano, mientras leo Muchacha Kirchnerista. No sé bien por qué, pero pienso esto:
“Los poemas son cuadros de la realidad, escritos por un perro callejero. Pero éste es un perro callejero de raza, el que se perdió, no sé si por cuenta propia o porque lo echaron a la calle cuando cumplió un mes”.
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Puedo decir que a Muchacha Kirchnirista lo sobrevuela un helicóptero que rega cocaína:
Vamos a regar cocaína desde un helicóptero muchacha ojos de
Plaqueta de poesía
Hasta que se hunda el huracán cristiano muchacha ojos de volante
Montonero
Bajo un manto de nieve mal cortada
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Mientras lo leía, tenía abierto Facebook y estaba conectado al chat Elías Hienam (Elías Hienam es uno de los fundadores de Libros del Perro Negro, y Libros del Perro Negro es la editorial que publicó Muchacha Kirchnerista), quien me decía lo triste de este libro. Él intentaba que entendiera la atmósfera que se creó en este poemario y yo le decía “sí, Elías, así mismo lo creo”. Y Elías como que se emocionaba contándome lo que a él le pasó con el libro, y yo lo entiendo plenamente, porque a mí me pasó algo similar. Y como que ahí pensé que este libro no lo pudo haber escrito cualquiera, sino que sólo un poeta de esos que son capaces de tirarse a una piscina (de cabeza) apostando a que ésta tiene agua (se tira de cabeza con los ojos cerrados).
Y es muy probable que la piscina efectivamente tenga agua.
Pero no mucha.
Cae de cabeza en la parte de la piscina que es para niños de 5 años.
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También es necesario decir que Muchacha Kirchnerista consta de dos libros en uno (una verdadera promoción cultural): La primera parte de se llama –como lo podríamos intuir- “Muchacha Kirchnerista”, y la segunda “Poemas Municipales”.
En “Poemas Municipales” el ritmo es otro. Son poemas más detallados, pero con tanto sentimientos como “Muchacha Kirchnerista”, en donde se intuye la experticia de Santiago Llach. Se intuye porque Santiago se esconde detrás de la trinchera para atacarnos con sus arranques de poesía dura, y la utiliza como granadas. Las que logran derribar al lector.
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Cuánto me gusta que en un libro de poemas salga mencionado Mick Jagger: “…Ahora la ciudad se llenó de imitadores de Mick Jagger / de rasgos indígenas”.
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Muchacha Kirchnirista (Libros del Perro Negro, diciembre 2010), es de esos libros de poesía que manejan un concepto claro. Se entienden los sentimientos del escritor, los que en este caso declaran una desesperanza y una tristeza real. No melodramática, sino que tal como cada uno de nosotros la sentimos. La realidad es la consigna de este libro. Con versos claros. Sin mariposas gigantes que vuelan hasta el infinito, sino que con calles de tierra y helicópteros que reparten cocaína. Un libro de esos que se releen. De esos poemarios en los que siempre podrás abrir una página al azar y encontrar versos con los que identificarse. Santiago Llach vale la pena y hay que leerlo ahora.