Por Fele Rodríguez
En el centro de Santiago, al lado de la Plaza de Armas, por Merced, se ubica uno de los principales puntos de reunión para fanáticos gamers. Los juegos Diana llevan más de 70 años de servicio (desde 1934), y nunca dejan de modernizarse. Un ejemplo de esto es que en mayo recién pasado llegó el Street Fighter IV (SFIV) -lanzado el 2009-, una de las últimas entregas de la famosa franquicia que revolucionó los juegos de luchas en los noventa, y que hoy sólo es superada por Super Street Fighter IV (SSFIV), lanzada recientemente.
Los Diana cuenta con más de 60 maquinas y se ha convertido en un espacio de relajo para más grandes que chicos. Si te das una vuelta en la semana, a eso de las 6 de la tarde, verás a un puñado de oficinistas que rondan los 40 años con sus camisas arremangadas y la corbata suelta. La mayoría juega a los clásicos Mortal Kombat I, Street Fighter II o los Pinball. El otro gran público son universitarios, de los que la mayoría almuerza donde “Don Pepe” (a pasos de Los Diana) y luego llegan a descargar las tensiones de la última prueba machacando los botones de los arcades.
Yo, como gran fan del arcade que soy, tengo mi propia rutina dentro de Los Diana: siempre voy a la hora de almuerzo o luego de la universidad. He aprendido que Los Diana abren a las 10:30 y las primeras fichas que venden son doradas y más baratas. Generalmente cuestan $150 cada una, pero las mágicas doradas salen 8 por Luca. Una ganga si piensas que estarás al menos 1 ó 2 horas jugando de maquina en maquina. Luego de adquirir estos pequeños circulitos metálicos de felicidad caliento los pulgares con algún juego que me despierte los reflejos: Marvel vs Capcom 2 (MVC2) nunca falla, un juego rápido y no muy frecuentado, lo cual lo convierte en la alternativa perfecta para ser la primera elección.
Una vez entrado en ritmo, mi mirada se fija rápidamente en el que fue por mucho tiempo mi favorito: Capcom vs SNK 2 (CVS2). Juego de luchas completísimo que mezcla el universo de las dos compañías más grandes de juegos de luchas en los noventa: Capcom (Street Fighter, Dark Stalkers, Final Fight) con SNK o SNK Playmore (King of Fighter, Fatal Fury, Samurai Shodown). Acá la competencia es mucho más alta, normalmente espero unos minutos antes de lograr mi turno para jugar. Los que se atreven con este videojuego tienen un nivel mucho más alto que quienes lo hacen con MVC2. Si antes sólo usé una ficha para jugar un buen rato, acá gasto unas 3 ó 4 para mantenerme al nivel. No es sólo ganarle a tu rival, también es vencer la presión que provoca competir en un pasillo de un metro repleto de gente que no te conoce y que espera ansiosa a que pierdas para poder suplantarte. En este juego es donde agoto gran parte de mis nervios, termino con los dedos cansados y algo susceptibles a movimientos bruscos. No hay mejor cura a estos síntomas que probar suerte en los pinball (destacando el de Godzilla, Los Locos Adams o aquellos subidos de tono que frecuentan los viejos cincuentones que uno mira de reojo nomás).
Cuando uno ya ha olvidado la presión es momento de acabar en el magnánimo Street Fighter IV, la última novedad del año y el juego que más público tiene. Acá sí que cuesta conseguir un puesto para entrar a la lucha. Un montón de gente espera su turno, y nunca falta el que ha pasado horas en su casa probándose contra su consola para luego venir a patear algunos traseros en la plaza pública. A simple vista me doy cuenta que se genera una gran diferencia: Street Fighter IV congrega en su mayoría a los jugadores más “nerds”. En tanto que Mortal Kombat es preferido por los metaleros y el lumpen ¿Una supuesta razón? Debe ser por el exceso de chocolate que brota de sus rivales.
Pero en Los Diana no todo es videojuegos de lucha. Hay muchas otras opciones, por ejemplo existe un área completa para los simuladores de carreras. La mayoría de quienes insertan sus fichas acá son flaites que harían cualquier cosa para tener alguno de los autos que conducen en el juego. Sostienen el volante con una mano, mientras fuman con la otra. En otra sección de Los Diana están los simuladores de baile (DDR, Pump it UP, etc.). En este sector encontrarán la mayor cantidad de mujeres –las que son harto escasas-, danzando al ritmo de canciones poperas, sudadas y con cara de cansadas (pero tranquilo: jamás encontrarás una Angelina Jolie como en la película Hackers del 96).
Los Diana es una selva particular, tiene sus propios códigos y quienes se atreven a bajar las escaleras del caracol de Merced, notan la diferencia entre ambos mundos; el real y el virtual. Pero así como muchos miran este lugar con cierto desagrado, muchos otros hicieron de estas paredes su propia terapia para alejarse del ajetreado Santiago capitalino y descargar tensiones a punta de píxeles y fatalities.