La vida está condimentada de muchos sabores. Me pasa particularmente que cuando me siento triste, siempre llega un libro a mis manos y es en él donde encuentro un alivio. Es una ebullición de sentimientos confusos y algo molestos que me están invadiendo. Ocurrió en un momento donde re descubrí literatura infantil. Una casualidad. Caminando sola por la ciudad, llegué a un parque y me senté en una banca. Comencé a leer El principito, aclamada fábula de Antoine de Saint–Exupéry y ciertamente, me transportó. Fue así como conocí al Zorro y sus palabras quedaron grabadas en mí para siempre, creo. Aprendí lo de domesticar y crear lazos, que es tan importante y maravilloso, aunque ciertamente como lo dice Zorro: el hombre lo ha olvidado. Y me reveló su secreto: “No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.
Por Leonela Ureta
Después de ese viaje, en tan pocas líneas no puedo relatar toda la experiencia que viví pero sí lo importante, porque en un libro infantil, encontré lo que en los adultos escasea. Es cierto que es un libro escrito por un tipo mayor, pero se debe admitir que no todos los adultos poseen una sensibilidad especial. Viven inmersos en un sistema que devora su felicidad, por el cual no pueden disfrutar siquiera de un bello atardecer. La magia está en regresarnos algo de lo que a veces olvidamos. En la posibilidad de emprender un viaje hacia nuestros mejores recuerdos de infancia y recobrar los sentimientos de ilusión e inocencia. Mirar al mundo pensando que es mucho mejor.
Oliver Jeffers es uno de los grandes contemporáneos. Comunicador audiovisual que nació en Australia, estudió en Irlanda y vive actualmente en Nueva York. Ha trabajado en diseños para grandes marcas (Orange UK, Lavazza, Sony PSP, Starbucks) pero su principal afición es la creación de libros infantiles, los que cuentan con una sutil y encantadora narrativa que deleita con ilustraciones, las que poseen un carácter mixto que va entre lo abstracto y el naturalismo. Su penúltima publicación, El corazón y la botella (2010), trata precisamente de lo que es perder la magia en nuestro corazón y transformarlo en una simple máquina orgánica que vive sólo porque respira. Eso es lo que pasa cuando dejamos de creer y maravillarnos con lo más simple. Jeffers presenta la posibilidad de recuperar lo que se pierde. Para él, nosotros decidimos si queremos que nuestro corazón siga en el interior de una botella, totalmente aislado y alejado de todo lo que nos pueda emocionar, o simplemente dejamos que sea libre para que viva y sienta todo lo que hay frente a nosotros.
Otro que sumo a la lista es Satoshi Kitamura, japonés radicado en Londres que comenzó ilustrando libros de otros autores, como el “enojado Arthur” por Hiawyn Oram, y por el cual obtuvo el premio Mother Goose (1983). Luego creó e ilustró sus propios libros. Sus trabajos se destacan por la mezcla de influencias orientales y occidentales, las cuales aportan características únicas y vivaces. Permiten la distinción de él sobre otros autores infantiles, ya que su simpleza narrativa se complementa con la sagacidad de sus dibujos, los cuales hablan por sí mismos. Sus obras no tienen una temática existencialista, por el contrario, son divertidas, agiles, alegres y sencillas. En tanto sus personajes son animales cargados de vida y emoción. Y el más utilizado es el gato. Por ejemplo en ¿Yo y mi gato? Cuenta la historia de Nicolás, que al ser visitado en la noche por una bruja, despierta en el cuerpo de su gato Leonardo y éste en el cuerpo de él. Pero el más interesante de sus trabajos es ¿Qué le pasa a mi cabello? Leonel, el león que tiene una fiesta y no sabe cómo peinarse, le pide a su peluquera que lo ayude. Ella innova con diferentes estilos. Lo genial es que los pequeños lectores podrán probar los diferentes peinados de Leonel ubicando su carita en el libro.
Es más, para los que quieran conocer más de Satoshi Kitamura, ya está en Chile entre hoy miércoles 25 y el Sábado 28 de Mayo, como invitado de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en el Parque Bustamante.
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