Jala discos #02 | Inevitable – Tréboles

Jala discos #02 | Inevitable – Tréboles

Por: Mauricio Aravena
 
A metros de los tréboles
 
A paso rápido, tanto o igual que Sábado en la noche me muevo entre las personas sin tiempo de la estación Los Héroes. No es la primera vez que escucho el disco de Tréboles, han sido varias las ocasiones que me di para ponerle verdadera atención a su música. Al parecer ésta es la acertada. Entre el trayecto que me demoro en hacer combinación de Línea 1 a Línea 2 se acaba el tema. No me gusta, algo no pasó, me dijo muy poco. Busco en el disco las inexistentes letras. Replay. No hay caso, vamos por la siguiente.

 
Flash y ese teclado tipo metalófono al inicio da un respiro. Más bien, todo comienza a tener sentido, porque es en esta canción donde el coro funciona, o mejor dicho, da con la onda pop-pistera que proyecta la bola de disco en la contratapa de Inevitable. Así se llama el segundo trabajo de Tréboles, que por lo que he leído, tienen buena apuesta en vivo. Habrá que verlos. Pero me veo a mí, moviéndome más de la cuenta, con los pies al ritmo de la bateria y los hombros arriba y abajo, apoyado en la puerta del primer vagón. Me gusta el coro, insisto “esto es algo pasajero, es casi como un flash. Una vez más te tengo, otra vez más me vuelves a buscar”. La canté en alta voz y colorado giro a la izquierda; ella no muy guapa sonríe y yo en acto reflejo, también.

Nueva canción:Dame, dame oh girl…” y algo más en inglés. No entiendo, no sé inglés y la canción suma para seguir con el ridículo. Pero da lo mismo, improviso con el chamurreo inentendible y da resultado: ella dejó de mirarme. La canción tiene unas segundas voces y unos estribillos aplaudibles (se me ocurre que en vivo deben pedir las palmas). Aquí me detengo en algo bueno: “ésta es la única forma que conozco cómo debes moverte”, escucho mientras trato de bailar como Chris Tucker dentro de mi espacio cuadrado. Comienza a gustarme la atmófera del álbum porque se escapa del rock-pop estilo De Saloon o Gonzalo Yañez, pero peca de poco intencional, no se me ocurre dónde pueden sonar aparte de Radio Uno. Difícil que lo programe un DJ en una fiesta o pueda dedicar alguna canción. Me molesta que no tenga las letras porque no puedo leer lo que quieren decir y no basta con tan sólo escuchar. Muchas veces las canciones no sólo son canciones; música, letra, coros y buena melodía. También tienen el trabajo, difícil por lo demás, de llegar. A mi me han hecho bailar arriba del Metro pero no me basta.
 
Adelante, donde está el vidrio que permite ver la cabina del conductor, va un escolar de no más de trece o catorce años. Descuidado, con una mochila que le llega hasta los muslos, chaleco y una de las puntas de la camisa afuera. Un desastre. Tiene corte de pelela, bacinica o no sé cómo se le dirá ahora. Lo interesante, escuchando Preparada, es a quién mira tanto. No es a mí (ya no estoy bailando porque la canción es una balada) si no a quienes están justo a mi lado: una monja con mucha caspa, pero particularmente a una niña bien bonita que también parece de trece o catorce años. Ella coqueta, tomada de una de las mujeres de Dios, ni lo mira. “Es la última vez que sabes algo de mí. Te pido que no nos veamos nunca más”. Ella no estaba preparada para verlo. Esteban Vergara (vocalista) lo dice claramente a la mitad del disco, en español y con fuerza. Lo que sigue en Inevitable, a modo general, será electrónico. Aquí está el quiebre – a excepción de la canción que le da nombre al disco, otro temón hecho para los dos escolares del Metro –, el sintentizador en adelante primará, tendrá un par de guitarras onda Guns y detalles estéreos (ese gustito de que el sonido pase de un audífono a otro). Está bien hecho, los arreglos adornan muy bien las canciones. En tanto, él no se cansa de observar – detalle que agradezco – a la niña que no sabe de otro aparte del espíritu santo y la monja con caspa.

Antes de llegar a mi estación, un gordo con el pelo húmedo – a las doce y media de la tarde – me quita la pista. Se mueve, baila. Por como lo hace, se debe imaginar (e imagino) que está con dos modelos a su lado, arriba de un Chrysler 300c. Ya no me quedan temas con los cuales competir, pero mantengo mi carta bajo la manga: Sábado en la noche. Una nueva oportunidad para aprovechar la canción en el momento indicado. El sencillo. Me bajé caminando rápido, nuevamente, pero con onda. Qué ganas de tomar un Campari y salir a ganar.
 
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2 comentarios

  1. Juan Pablo

    Excelente manera de digerir un disco…

    Saludos PointZine

  2. Marcelo

    Estve anoche en la Ex Oz y estaba lleno de minas!

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